martes, 11 de agosto de 2015

Dia 129

La salida de Tabriz fue un poco liosa, es una ciudad grande, el doble que Madrid. Sigo recibiendo el cariño del pueblo iraní allá por donde la bici me lleva. En Ali Khalaj pregunté por un parque para dormir, unos chicos me llevaron. Luego me dijeron que iban a tomar un Çay, y como me he vuelto adicto, soy incapaz de decir que no, así que les acompañé. Luego uno de ellos me dijo que sería un honor para él que fuera su invitado, así que me invitó a su casa. Fue agradable y tuvimos charlas interesantes junto con su tío, que vino a saludar al invitado, también me escribió una carta diciendo lo feliz que estaba de haber estado charlando y cenando conmigo. Así son ellos, les hace feliz tener un extranjero como invitado, en vez de ver un euro con patas del que ganar dos duros ven una persona con la que intercambiar visiones, ideas y culturas. Al día siguiente me dirigí a Miyaneh, un chico que solía hospedar a ciclistas me dijo que ya no podía, que la policía le había llamado la atención. Aquí, en Irán, está prohibido invitar a turistas a sus casas. Pero me dijo que a 15 km había un puesto de Red Crescent (cruz roja) y allí me hospedarían. Para allá que me fui y si, me hospedarían, pero tenía que dejarles el pasaporte.. Se me activó el sentido arácnido, así que les pedí que me llenaran las botellas de agua y me fui. Acampé á escasos 100 metros de ahí. Al día siguiente antes de llegar a Zanjan un hombre me hizo parar para indicarme donde estaba su casa, me invitó a comer. Me enseñó fotos de todos los cicloturistas que ha ido invitando a su casa. En Zanjan iba a dormir en un parque, pero uno de los vigilantes me vió y me dijo que no, que yo tenía que dormir en la casa que tienen al lado del parque, les dije que no, que no quería moverme, pero no hubo manera, al final tuve que aceptar. Al día siguiente me di cuenta de que no me quedaba mucho dinero, y era viernes. Aquí los viernes es fiesta, digamos que es como en España los domingos. Llamé a un contacto que tenía en Zanjan y rápido vino a ayudarme. Su tío me cambió dinero, a un precio más que razonable, luego me invitó a desayunar, a comer, a fumar una cachimba con sus amigos y luego me proporcionó un sitio donde dormir. En Soltaniyeh paré a ver un Mausoleum, como había que pagar no pasé a verlo por dentro. Luego cogí una carretera hacia el sur, pues quería ver unas cuevas. Un día antes, unos de Red Crescent me pararon para invitarme a un Çay, después me dijeron que podía dormir con ellos. Esta vez no dijeron nada del pasaporte. Ducha y luego estuvimos jugando al ping pong. Al día siguiente llegué a las cuevas de Ali Sadr, una pasada. Los 25 dólares que tiene que pagar el extranjero (los iraníes pagan menos de la mitad) incluían dos vueltas en barca por el interior y un guía durante unos cientos de metros. Lo del guía era porque no querían que fuera sólo, no fuera a ser que me pasara algo!! Pero me vino de lujo ya que me explicó varias cosas. Y ayer llegué a Hamedan, donde Kami me da alojamiento para descansar mis maltrechas piernas. En Irán hace muchísimo aire, y casi siempre de cara. A veces, incluso, tengo que poner plato pequeño y piñón grande para poder rodar a unos 7km/h. De aquí me dirigiré hacia Isfahan, donde tengo pensado dejar la bicicleta para ir a visitar otras ciudades como Yazd y Shiraz. Irán es enorme, y hay muchas cosas interesantes que ver y la visa no alcanza para tanto.
Saludos a todos.

















1 comentario:

  1. Hola Carlos
    Sigue disfrutando. Que tal los calores de los que hablan en la tele. Cuantos kilometros llevas.
    Un saludo
    Paulina y Parys

    ResponderEliminar